30 de marzo de 2011

¿Es la publicidad una motivación o pone el dulce en la boca de quienes no pueden comerlo”?

¿Es la publicidad una motivación para conseguir un nivel económico superior para aquellas personas que actualmente no pueden acceder a ciertos productos? ¿O podemos decir que “pone el dulce en la boca de quienes no pueden comerlo”?


La realidad es que depende del paradigma o enfoque sociológico con el que se analice, ya que cada una de estas cuestiones responde a una visión de la estructura social muy distinta.

Por un lado, si analizamos la sociedad como una estructura ordenada, en la que cada parte cumple una función y en la que la movilidad social se relaciona muchas veces con la aceptación y la participación activa en el sistema preestablecido, diremos que la más adecuada es la primera. Es decir que la publicidad sirve como un estímulo y un refuerzo positivo hacia esas personas que ocupan los lugares más desfavorecidos de esas desigualdades ya que les motiva a participar y a contribuir con el orden social predefinido, en nuestro caso de carácter claramente capitalista.

Por otro lado, si nos basamos en la concepción de una sociedad en la que existe un conflicto permanente entre los distintos grupos que viven  esa desigualdad, diremos que la publicidad se encarga de mostrar a los más desfavorecidos los productos a los que no pueden acceder en ese modelo. Se trata entonces de dejar bien claro quién pertenece a qué grupo y a que productos puede acceder cada uno.

En este caso, el  hecho de que el nivel económico o de rentas, e incluso el nivel socioeconómico que casi siempre responde a una estructura de clases, sea  uno de los criterios más habituales de segmentación de los públicos objetivos nos demuestra que existe una desigualdad clara y definida en nuestras sociedades actuales. Sociedades en las que existe un gran número de personas que no pueden acceder a un gran número de productos y servicios que la publicidad se encarga de mostrar y resaltar.

Por estas razones, cada paradigma nos proporcionará también un tipo de respuesta o solución a este problema.

En el primer caso, aplicando un paradigma Durkheimiano diremos que no existe ningún conflicto, sino que esa desigualdad es propia de la estructura social establecida, en la que hay sectores que poseen más bienes y oportunidades que otros, de modo que cada uno tiene unas funciones asignadas. Por tanto, la publicidad es un factor muy importante y positivo que motiva a la aceptación y “cooperación” con el modelo.

En el segundo caso, acercándonos a una postura un tanto más Marxista, diremos que la publicidad es un elemento que no soluciona el conflicto sino que lo deja más patente y ayuda a su normalización dentro del sistema. En este caso, es un “enemigo a batir” ya que apacigua las actitudes críticas hacia el sistema y por tanto resta apoyos a las posibilidades de cambios sustanciales del modelo de sociedad.

Observamos pues, que la sociedad es una pero se puede analizar  e interpretar desde enfoques o paradigmas sociológicos totalmente diferentes, llegando por tanto a conclusiones y soluciones distintas.

Mathías Rodríguez

21 de marzo de 2011

¿Cultura y educación TIC?

El perfil de una persona se basa en el conocimiento, la motivación y el contexto cultural y educacional del individuo. Es en este último factor donde me gustaría realizar un punto de inflexión y reflexión ya que en la actualidad el acceso a la información, a la cultura o al aprendizaje es cada vez más dependiente de las llamadas tecnologías de la información y la comunicación (TIC a partir de ahora). Estas nuevas tecnologías tienen efectos secundarios en el sistema de la sociedad porque llegan a segmentar y agrandar más las distancias que separan a los diferentes sectores en su desarrollo tecnológico. Si ahora a la cultura y al aprendizaje se accede a través de las TIC, y a estas por medio de la capacidad económico-adquisitiva, parece sencillo pensar que no todos los individuos tienen el mismo acceso a cultura y aprendizaje. Podríamos hablar de un analfabetismo de algunos sectores en tanto que la tecnología se convierte en vehículo imprescindible para evitarlo así como imprescindible parece también la necesidad de establecer medidas que faciliten el acceso.

Es un debate que lleva mucho tiempo abierto. Tecnología: aprender y cultivarnos, ¿con ella o sin ella?. Las ventajas son evidentes, y el universo que una herramienta tan inmensa como Internet abre ante nosotros no tiene límites. Dicha discusión surge porque precisamente en algunos casos esos límites aparecen para el acceso a esta tecnología. No hay que olvidar que la tecnología como herramienta supone un gasto y son los sectores más desfavorecidos de la sociedad los que no tienen acceso a las TIC. Se supone que un Estado democrático también debe estar basado en la igualdad de oportunidades, sean estas basadas en el derecho al trabajo, al hogar o en el tema que me ocupa, compensando las desigualdades que puedan surgir en el acceso a no a las nuevas tecnologías de la información. Todos deberíamos tener las mismas oportunidades en algo tan importante como la educación o la cultura.

Aunque en la actualidad las TIC no son desconocidas para la mayoría de nosotros, debemos reflexionar y plantearnos sus límites. ¿Continuará está alfabetización tecnológica? ¿Hacemos bien en integrar la tecnología a la cultura o a la educación? ¿Surgirán nuevas desigualdades entre distintos grupos de la sociedad por el acceso o no a las nuevas tecnologías de la información?. Tiempo al tiempo.



Pablo San Juan Saralegui

El llamado “cuarto mundo”: Las desigualdades tecnológicas entre Comunidades Autónomas


El "cuarto mundo” es un texto que redactaron Leonarda García Jiménez y Mercedes Carmona Ramírez. Trata del análisis que hicieron sobre las desigualdades tecnológicas entre Comunidades Autónomas.

Según este texto, la evolución del uso de Internet estará en manos de, en gran medida, las acciones públicas destinadas a favorecer e impulsar el desarrollo social, económico y tecnológico.

A principios del año 2000, uno de los temas a tratar por las Naciones Unidas en su Declaración del milenio fue el del desarrollo tecnológico; concretamente, propusieron «velar por que todos puedan aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías, en particular de las Tecnologías de la Información  y de las Comunicaciones». Esta propuesta debería lograrse antes del 2015.

Pero esta promesa no se conseguirá si la conocida brecha digital no se solventa lo antes posible. La brecha digital es una división entre los que tienen y no tienen acceso a las nuevas tecnologías. Aunque también existen individuos que a pesar de residir en el mundo desarrollado son excluidos de estos ámbitos. En el “cuarto mundo” se encuentran todos los que van quedando al margen del desarrollo tecnológico ya sean del primer, segundo y tercer mundo. Es el caso de España y su Sociedad de la Información (SI).

La brecha digital refleja la marginalidad de los que no tienen acceso a las nuevas tecnologías o cuyo acceso es limitado (por infraestructuras deficientes o porque no tienen la formación necesaria para saber manejar las nuevas tecnologías)

Actualmente existen grandes diferencias regionales en cuanto al nivel de acceso y uso de Internet. Son  Madrid 48,5%, Baleares 40,6% y Cataluña 47,2% las Comunidades Autónomas que en 2010 presentaban un mayor nivel de uso de Internet, mientras que Castilla La Mancha (24,4%), Extremadura (33%) y Galicia (33,3%) son las comunidades con un menor nivel de uso de Internet.

El origen de este suceso tiene que ver por dos factores: Por un lado la oferta, las operadoras y empresas que suministran este tipo de servicios (como Movistar, Jazztel...) centran su actividad en zonas fuertemente urbanizadas, donde pueden conseguir mayores beneficios, y no apuestan por las zonas rurales que tienen una menor capacidad económica. El otro factor es la demanda. Las zonas más ricas y desarrolladas son las que, generalmente, se encuentran mejor capacitadas para recibir cualquier innovación tecnológica, así como para aprovechar el uso de cualquier tecnología.

Para concluir, a mi parecer es necesaria una intervención que promueva la difusión de las TIC en las zonas más desfavorecidas y minimizar, así, esa brecha digital.



Belén Moreno
Tulpenkopf

Desigualdades "momentáneas" vs. desigualdades constantes

Es evidente que entre los diferentes países hay una desigualdad económica y de consumo. Todos sabemos que Japón y EEUU están a la cabeza en cuanto a la producción mundial, pero también en la del consumismo.
Hace exactamente 10 días Japón fue sacudido por un terremoto de 9 grados en la escala Richter. De repente, un país que se encuentra en la cima de la pirámide en cuanto al desarrollo se ve afectado por esta catástrofe natural.  Todas las riquezas que tenía el país no son suficientes para abastecer lo que la naturaleza ha destrozado. Para ello se han puesto en marcha numerosas ayudas desde todos los países del planeta: desde servicios de búsqueda de desaparecidos hasta ayudas económicas gracias a teléfonos móviles o Internet. Estos apoyos juegan un papel muy importante a través de las nuevas tecnologías.
No es la primera vez que una compañía de telefonía o una página web junto a asociaciones como Cruz Roja Española se agrupan para que sus clientes puedan ayudar a personas que se han visto involucradas en los desastres de una catástrofe.
Cuando ocurren desastres como el reciente terremoto de Japón o el tsunami del Océano Índico de 2004, numerosas empresas hacen ver a sus clientes lo que ha ocurrido y apoyan a que estos ayuden con una pequeña aportación. Por ejemplo, la compañía de telefonía “Yoigo” permite a sus clientes mandar un SMS de tal forma que el coste de este, que es de 1.20€, sea donado íntegramente a Cruz Roja para ayudar a Japón.

Por otra parte, Google, tiene un proyecto llamado “Google Crisis Response” en el que frente a los desastres naturales y crisis humanitarias permite donar dinero para ayudar a los países que sufren estas adversidades.
Personalmente, me parece muy bien que se creen plataformas en una situación como esta, pero, día a día, en el resto de países también nos encontramos con una situación de crisis y desigualdad con la carencia de estas catástrofes .
Seguramente las personas que realmente se interesan en ayudar a esta gente podrán encontrar que las nuevas tecnologías brindan la oportunidad de ayudar a reducir un tanto esta desigualdad, pero ¿Por qué no se insiste constantemente a la ayuda entre desiguales? ¿Tienen que ocurrir grandes catástrofes para ello? Estoy convencido de que las nuevas tecnologías ponen en manos de todos aquellos que quieran ayudar a reducir la desigualdad servicios específicos para ello y creo que si en situaciones como la que está viviendo Japón aparecen informaciones respecto a estas ayudas nada mas entrar a una página web, también puede haber un apartado que permita al usuario concienciarse de que estos niveles de estratificación de la sociedad varían según el sistema de cada país y que igual que podemos ayudar en situaciones de catástrofes también lo podemos hacer en otras en las que creemos que no pasa nada, pero en realidad hay una catástrofe constante.


David Anadón Mateo
TULPENKOPF

20 de marzo de 2011

Acceso a Internet en el mundo... Representación del nuevo sistema mundial.

Siete mil millones de personas habitan nuestro planeta. Sólo dos mil millones usuarios de Internet en 2010. Cinco mil millones de personas ajenos a este medio y todo lo que gira a su alrededor. Son cifras extraídas de un estudio de la International Telecommunication Union que indica que la cifra de internautas se incrementó en un 450% respecto al año 2000.

Pero, ¿qué sucede con esos 5.000 millones de personas? ¿Dónde se concentra la mayoría de usuarios y qué refleja esta distribución? ¿Genera esto algún tipo de desigualdad o las pone de manifiesto? En este gráfico podemos encontrar algunas las respuestas y deducir que existen tres grupos de países bien diferenciados.

Fuente: International Telecommunication Union

Por un lado, los que ya tienen un alto nivel de penetración, es decir que la mayoría de su población accede a Internet (América del Norte, Europa…). Se trata del llamado Primer Mundo, que como era de esperar concentra 1.200 millones de usuarios, es decir un 60% del total. Estos países ya han logrado un alto grado de desarrollo, impulsado primero por la industrialización y la economía de mercado, para luego aumentar el estado de bienestar. Son los que actualmente tienen índices de crecimiento moderados, tanto de población como de sus economías y altos niveles de importación de productos provenientes del siguiente grupo
.
Por otro, el de los países emergentes como China, India y Brasil que tienen grandes niveles absolutos de población internauta pero porcentajes de penetración debido a su gran número de población total. Son a su vez, los países con mayores niveles de crecimiento de su PIB. Se caracterizan por haber invertido en la educación de sus habitantes y aumentar su salud, para luego aumentar su competitividad y su crecimiento. Justamente el proceso de desarrollo contrario al del primer grupo.

Por último, el resto de los territorios, representados con las líneas más azules, que no presentan crecimientos significativos de usuarios, ni tampoco de sus economías. Son países pobres ubicados mayoritariamente en África, con problemas estructurales en sus sistemas de poder y de reparto de la riqueza. Se consideran países estancados, con poca movilidad social y con unas grandes desigualdades relacionadas a los sistemas de administración y poder.
Extraído de datos.bancomundial.org
De este modo, podemos lograr configurar el mapa de un nuevo sistema mundial, una nueva estructura de la organización del poder y las riquezas, gracias a la interpretación de unos datos puntuales que representan realidades más amplias.
Mathías Rodríguez

19 de marzo de 2011

"Proyecto Habla"

A lo largo de los años hemos podido comprobar cómo las soluciones a muchos problemas de la sociedad sólo se han puesto en marcha después de que éstos hayan aparecido en los medios de comunicación. Prensa, radio, televisión y, ahora, internet, se han convertido en una herramienta de denuncia social muy útil para muchos colectivos, como por ejemplo los ecologistas.

Pero no todos tienen ese acceso, esa capacidad para expresar sus denuncias. Algunos colectivos siguen sin poder comunicar al resto de la sociedad sus problemas y, por lo tanto, pasan desapercibidos. Esto genera una gran desigualdad, entre aquellos que tienen los medios para ejercer presión y los que permanecen en “la sombra”. Desafortunadamente, suele ocurrir que únicamente se atienda a los problemas de los primeros, mientras que los segundos son prácticamente desconocidos.

Para tratar de solucionar esta desigualdad, la Fundación Anesvad ha puesto en marcha el Proyecto Habla junto con ÚbiQa, una organización dedicada a la comunicación social. Se trata de una iniciativa para “fomentar el empoderamiento de las comunidades más desfavorecidas, potenciando la participación e implicación ciudadana en dichos territorios”. Anesvad y ÚbiQa ofrecen a los colectivos desfavorecidos de todo el mundo formación básica y el equipo necesario para realizar unos vídeos documentales que reflejen su “realidad diaria”.



Así, los problemas de aquellas personas que normalmente son ignoradas por no tener acceso a los medios, podrán hacerse visibles ante el mundo y, con un poco de suerte, se resolverán.

Pablo Beltrán Salas
Tulpenkopf