“El poder de las redes sociales”, este era el título de la última edición del programa Redes, emitido en La 2 la semana pasada. Durante 28 minutos, se explicaban las investigaciones del experto en redes sociales de la Universidad de California James Fowler.
Fowler afirma que ésta influencia de las conexiones sociales se traslada a las redes sociales digitales, como Facebook, pero con un efecto multiplicador. Es decir, que las redes sociales online reproducen la estructura de redes sociales ya existentes en una sociedad y multiplican su influencia. Esto explicaría por qué en países como Egipto los movimientos sociales han tenido una expansión tan acelerada en las redes digitales mientras que en otros, como España, apenas hay movilizaciones para exigir cambios o reformas. Mientras que en los primeros esas redes sociales ya estaban en marcha para conseguir ciertos objetivos sociales, en los segundos las redes centraban su atención en otros temas.
El experto de la Universidad de California también comentó que las personas se están dando cuenta gracias a las redes sociales online de que están conectados no sólo con sus amigos, sino con los amigos de sus amigos al mismo tiempo, influyendo en los dos niveles con sus acciones del día a día. Esto, dice Fowler, lleva a algunas personas a creer que están “condenadas a repetir unos patrones que circulan en la sociedad”. Pero él afirma que, siendo consciente de éste poder de influencia, el individuo puede “convertirse en el motor del cambio potencial para muchísimas personas”.
Ejemplo de ello sería una persona que dejara de fumar siendo consciente de que su decisión influirá en otras personas que seguirán sus pasos. Se trata de una visión funcionalista de la sociedad, ya que considera que las redes sociales son parte de una estructura y que pueden realizar ajustes para solucionar los problemas que puedan surgir dentro de la misma.
Conscientes de éste poder de influencia, las marcas y los medios de comunicación de masas se han lanzado a la conquista de las redes sociales digitales y han encontrado una fuente de información importantísima. Ahora pueden conseguir una gran cantidad de información sobre los usuarios (gustos, aficiones, con quién y cómo se comunican) sin necesidad de realizar costosos análisis. Los medios tradicionales pueden seguir ejerciendo su influencia a través de internet, manteniendo el orden mediante la extensión de los valores del Estado democrático.
En conclusión, podemos afirmar, desde este punto de vista, que las redes sociales digitales no cambian la estructura de las sociedades en las que se extienden, sino que la reproducen y multiplican su intensidad. Así que la función que cumplan será distinta según se encuentren en un tipo de sociedad u otro.
Pablo Beltrán Salas
Tulpenkopf
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