30 de abril de 2011

¿Cómo evolucionan las técnicas de investigación sociológica en la actualidad? ¿Se ven afectadas por las nuevas tecnologías de comunicación social?

Ya es costumbre popular rechazar las llamadas telefónicas y encuestadores que nos proponen preguntas sobre temas que afectan a nuestra sociedad. En parte porque no tenemos o no queremos dedicarle tiempo ni a contestar ni a pensar las respuestas.

A esto debemos sumar el auge de las nuevas tecnologías de comunicación, sobre las que ya existen teorías como la de Joan Lewis que predice que “Los social media sustituirán a las encuestas como método de investigación de mercados.”
Surge entonces la pregunta: ¿Cambiará también  la forma de investigación sociológica con las nuevas tecnologías?

La respuesta todavía no es definitiva, ya que en estos momentos las compañías están llevando a cabo varios métodos entre los que se incluyen desde los más tradicionales (como encuestas y entrevistas) a los más  novedosos (como preguntas en el muro de los perfiles de consumidores en redes sociales, perfiles corporativos y páginas web dedicadas a recopilar la opinión de los clientes).

Pero existe también una mezcla de las técnicas más habituales con los nuevos desarrollos tecnológicos. Un ejemplo de ello es la útil herramienta creada por el sueco Hans Rosling llamada Gapminder.org.  Se trata de la construcción de un gráfico multimedia, interactivo y personalizado que muestra las variables estadísticas que el usuario desea representar. Dispone de datos sobre todos los países del planeta desde el año 1800 hasta la actualidad sobre temas como salud, mortalidad, economía, educación y trabajo infantil entre otros.

En este vídeo titulado "Desmontando mitos sobre el mundo", Eduard Punset entrevista a su creador, quien explica su funcionamiento e inmensas utilidades para la investigación sociológica a nivel mundial.

Mathías Rodríguez
Tulpenkopf

15 de abril de 2011

Twitter y los líderes de opinión 2.0

Un líder de opinión es aquella persona que habitualmente da su opinión con respecto a los temas de interés para la opinión pública. Su credibilidad viene dada directamente por la confianza que el público le deposita. Desde la política al periodismo pasando por la representación sindical, podemos encontrar líderes de opinión en múltiples ámbitos. Pero vivimos en la época de la tecnología e Internet… ¿cómo afecta esto a los líderes de opinión? Hablemos ya de líderes de opinión en Internet.

Con la llegada de Internet los líderes de opinión han visto multiplicada su presencia e influencia casi hasta el infinito. Twitter es la red social en la que juegan un papel más importante. En marzo conocíamos que el 50% de los “tweets” más leídos son generados por únicamente 20.000 usuarios pertenecientes a una especie de “elite”. Un dato curioso teniendo en cuenta que la red social  cuenta con 200 millones de usuarios. La investigación llevada a cabo clasificó a los usuarios en 5 categorías: celebridades, medios, organizaciones, blogs y usuarios corrientes. Es a las dos primeras a las que pertenecen los usuarios de esa “elite”. Con sus comentarios y opiniones, se genera un seguimiento masivo de usuarios que comparten o no una opinión o ideología y que siempre crea un conflicto de ideas encontradas que se extiende en páginas y páginas de “retweets”. Está claro: sin “tweet” no hay “retweet”. Igual que sin conflicto no hay un equilibrio social desde una perspectiva marxiana. Por tanto podemos imaginar cierto paralelismo entre Twitter y la sociedad. En la red social se representan la mayoría de los grupos de nuestra sociedad, los influyentes y los que no lo son, lo que lo pretenden y los que no pueden. Imaginemos lo aburrido que sería Twitter si sus usuarios no entraran en conflicto por unos intereses propios (en este caso la defensa de unas ideas). Pronto se harían necesarias las fuerzas dominantes que mantienen unida una sociedad digital, un mundo cibernético en el que se imponen las reglas en forma de mensajes de 150 caracteres. 


Pablo San Juan
TULPENKOPF

Nuevas formas de comunicación

Como dice Marx en su paradigma crítico del conflicto, la sociedad es dinámica y está en continuo cambio. Las nuevas tecnologías que van apareciendo en el mercado, y que permiten la comunicación entre estas sociedades, también sufren cambios a los que esta sociedad se va adaptando. Pero, ¿toda la sociedad se puede permitir la obtención de estas tecnologías? Si no es así, ¿sufren algún tipo de discriminación al no poder comunicarse?
Me voy a centrar en la telefonía móvil. Hace menos de un año un gran número de la población empezó a hacer uso de terminales con aplicaciones que permitían comunicarse en cualquier momento de forma ”gratuita” a través de mensajes de texto sin límites de caracteres, acompañados de audio, foto y video. Pero esta aplicación “gratuita” para que sea efectiva en todo momento tiene que ir acompañada de una tarifa de datos que no suele bajar de los 15€ mensuales, sin contar con llamadas y SMS que no están incorporados en esta tarifa. ¿Todo el mundo se puede permitir pagar una cantidad mínima de entre 15 y 40 €, además de comprarse un teléfono que permita instalar estas aplicaciones, los cuales suelen ser de gama alta? En mi opinión, cada vez más se está perdiendo la comunicación tradicional y se estila este tipo de mensajería que va acompañada de un gasto que no todo el mundo se puede permitir. Esto hace que las personas que no pueden acceder a tener estos programas queden muchas veces incomunicadas sintiéndose desiguales.

Por tanto, vemos, que las nuevas tecnologías están relacionadas con las estructuras sociales. Marx podría diferenciar a estas sociedades por términos económicos mientras que Weber haría una diferenciación según las desigualdades como por ejemplo de estatus en las que clasificaría a la sociedad según el tipo de personas que por cuestión de tener estas aplicaciones pertenecer a un mismo círculo social, y las que no.


David Anadón Mateo
TULPENKOPF

¿Son libres los medios masivos, o bien se encuentran bajo los dictámenes de los partidos políticos?



El objetivo de los medios de comunicación masivos es informar al receptor de hechos de actualidad. Gracias a los medios, la sociedad, nosotros, podemos estar informados acerca de lo que ocurre en nuestro entorno.

Pero, atención: ¿Son libres los medios masivos, o bien se encuentran bajo los dictámenes de los partidos políticos? ¿Son los medios los que nos controlan o, por el contrario, son los partidos los que controlan a los medios?

Weapon of mass manipulation
La relación medios y política ha cambiado drásticamente. Actualmente, la presencia de lo político es persistente en los formatos mediáticos como las noticias. Esta transformación de los medios se ha potenciado por un cambio en su modelo de negocio. Hoy en día prima más el lucrarse que el informar objetivamente, por ello debemos preguntarnos: ¿seguro que estamos bien informados?
Al ser medios masivos de carácter unidireccional éstos no obtienen respuesta por parte de la sociedad y no toman conciencia de lo que, poco a poco, están creando en la mente de los consumidores.

Los medios de comunicación de masas, el cuarto poder, confeccionan y muestran una realidad a la sociedad que no es la real.


Nos encontramos ante un conflicto pues ¿por qué no utilizar ese gran poder que poseen para eliminar todas las desigualdades que acarrean en nuestro país? ¿Por qué no dejar a un lado las cuestiones políticas cuyo fin es el de manipular a la sociedad?


Mientras la política siga influyendo, de manera considerable, en los medios de comunicación, la sociedad se encontrará mal informada y desorientada ante el exceso de información subjetivada por los medios y partidos políticos.

Para resolver esto se debería fijar de nuevo unos objetivos ya que ahora éstos se encuentran un tanto difusos. El objetivo de los medios de comunicación no debe ser otro que el de informar y no debe estar promovido por temas secundarios como el de la política.
 La llave es la libertad de prensa y opinión donde los dueños de los medios no estén comprometidos con la política u otros intereses económicos.


Belén Moreno
Agencia Tulpenkopf 

10 de abril de 2011

La Influencia de las Redes Sociales

El poder de las redes sociales”, este era el título de la última edición del programa Redes, emitido en La 2 la semana pasada. Durante 28 minutos, se explicaban las investigaciones del experto en redes sociales de la Universidad de California James Fowler.


En su investigación, Fowler descubrió el gran poder de influencia que suponen las redes sociales, refiriéndose a las conexiones entre individuos, sobre todo a las amistades. Obtuvo datos tan significativos como que “el 70% de los homicidios que se cometen en EEUU son obra de personas que se conocían” o que “el riesgo de ser obeso se triplica cuando una persona tiene un amigo que también se torna obeso”, según se vio en el programa de televisión española.

Fowler afirma que ésta influencia de las conexiones sociales se traslada a las redes sociales digitales, como Facebook, pero con un efecto multiplicador. Es decir, que las redes sociales online reproducen la estructura de redes sociales ya existentes en una sociedad y multiplican su influencia. Esto explicaría por qué en países como Egipto los movimientos sociales han tenido una expansión tan acelerada en las redes digitales mientras que en otros, como España, apenas hay movilizaciones para exigir cambios o reformas. Mientras que en los primeros esas redes sociales ya estaban en marcha para conseguir ciertos objetivos sociales, en los segundos las redes centraban su atención en otros temas.
El experto de la Universidad de California también comentó que las personas se están dando cuenta gracias a las redes sociales online de que están conectados no sólo con sus amigos, sino con los amigos de sus amigos al mismo tiempo, influyendo en los dos niveles con sus acciones del día a día. Esto, dice Fowler, lleva a algunas personas a creer que están “condenadas a repetir unos patrones que circulan en la sociedad”. Pero él afirma que, siendo consciente de éste poder de influencia, el individuo puede “convertirse en el motor del cambio potencial para muchísimas personas”.
Ejemplo de ello sería una persona que dejara de fumar siendo consciente de que su decisión influirá en otras personas que seguirán sus pasos. Se trata de una visión funcionalista de la sociedad, ya que considera que las redes sociales son parte de una estructura y que pueden realizar ajustes para solucionar los problemas que puedan surgir dentro de la misma.
Conscientes de éste poder de influencia, las marcas y los medios de comunicación de masas se han lanzado a la conquista de las redes sociales digitales y han encontrado una fuente de información importantísima. Ahora pueden conseguir una gran cantidad de información sobre los usuarios (gustos, aficiones, con quién y cómo se comunican) sin necesidad de realizar costosos análisis. Los medios tradicionales pueden seguir ejerciendo su influencia a través de internet, manteniendo el orden mediante la extensión de los valores del Estado democrático.
En conclusión, podemos afirmar, desde este punto de vista, que las redes sociales digitales no cambian la estructura de las sociedades en las que se extienden, sino que la reproducen y multiplican su intensidad. Así que la función que cumplan será distinta según se encuentren en un tipo de sociedad u otro.
Pablo Beltrán Salas
Tulpenkopf