Como dice Marx en su paradigma crítico del conflicto, la sociedad es dinámica y está en continuo cambio. Las nuevas tecnologías que van apareciendo en el mercado, y que permiten la comunicación entre estas sociedades, también sufren cambios a los que esta sociedad se va adaptando. Pero, ¿toda la sociedad se puede permitir la obtención de estas tecnologías? Si no es así, ¿sufren algún tipo de discriminación al no poder comunicarse?
Me voy a centrar en la telefonía móvil. Hace menos de un año un gran número de la población empezó a hacer uso de terminales con aplicaciones que permitían comunicarse en cualquier momento de forma ”gratuita” a través de mensajes de texto sin límites de caracteres, acompañados de audio, foto y video. Pero esta aplicación “gratuita” para que sea efectiva en todo momento tiene que ir acompañada de una tarifa de datos que no suele bajar de los 15€ mensuales, sin contar con llamadas y SMS que no están incorporados en esta tarifa. ¿Todo el mundo se puede permitir pagar una cantidad mínima de entre 15 y 40 €, además de comprarse un teléfono que permita instalar estas aplicaciones, los cuales suelen ser de gama alta? En mi opinión, cada vez más se está perdiendo la comunicación tradicional y se estila este tipo de mensajería que va acompañada de un gasto que no todo el mundo se puede permitir. Esto hace que las personas que no pueden acceder a tener estos programas queden muchas veces incomunicadas sintiéndose desiguales.
Por tanto, vemos, que las nuevas tecnologías están relacionadas con las estructuras sociales. Marx podría diferenciar a estas sociedades por términos económicos mientras que Weber haría una diferenciación según las desigualdades como por ejemplo de estatus en las que clasificaría a la sociedad según el tipo de personas que por cuestión de tener estas aplicaciones pertenecer a un mismo círculo social, y las que no.
David Anadón Mateo
TULPENKOPF
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