20 de febrero de 2011

Cultura vs. Industria

Los defensores de la famosa Ley Sinde afirman que es necesaria para proteger los productos culturales y a sus autores. Desde mi punto de vista, esta ley no sólo no protege la cultura, sino que la perjudica.

Gracias a internet muchos de los que antes no podían permitirse ir al cine a ver una película, ahora tienen acceso a esa parte de la cultura. Pero no nos equivoquemos, descargarse producciones audiovisuales de la red no es totalmente gratis. El usuario tiene que comprarse un ordenador y pagar su ADSL todos los meses para acceder a los contenidos.

El hecho de que sea más accesible que ir todas las semanas al cine, por ejemplo, ha reducido las desigualdades sociales con respecto al acceso a la cultura. Libros, música, cine, artículos… ¿Qué la mayoría de las personas pueda compartirlos no es fomentar la cultura? Sinceramente, creo que esta ley es un intento desesperado por mantener la industria acomodada. Es una muestra del miedo que tienen a ser creativos y adaptarse a los nuevos tiempos.

Internet es un negocio, genera millones y millones de euros. Es el momento de que la industria cinematográfica lo entienda, como ya lo han hecho la radio, la televisión y la prensa. Es su oportunidad para adentrarse en la red con un nuevo modelo que sea justo para todas las partes, como afirmó Alex de la Iglesia en la gala de los Goya.

En mi opinión, el gran fallo que se está cometiendo es el de llamar piratas a los ciudadanos que descargan contenidos. Bajar música o películas no significa pasarse al lado oscuro. Aquél que obtenga un disco de música en internet hoy, puede estar en un concierto de ese mismo cantante mañana. El amante del cine que ahora ve una película en Megavideo, irá más tarde a las salas para disfrutar de su pasión con la calidad que se merece.

Para acabar, sólo queda decir que de verdad espero que se encuentre una solución que permita un acceso a la cultura por parte de todas las personas y a la vez permita que la industria se beneficie en su justa medida.


Pablo Beltrán
Tulpenkopf

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