8 de mayo de 2011

¡Hay vida después de Spotify!

Ya ofrecí en una entrada anterior mi opinión acerca de la llamada “Ley Sinde” y del hecho de imponer restricciones a los usuarios que desean compartir cultura libremente. Ahora es Spotify quién ha rebajado su límite de 20 a 10 horas de música gratis. Además, los usuarios podrán escuchar la misma canción únicamente 5 veces.

Pero hay vida después de Spotify. El diario ABC publicó un artículo en  su versión digital en el que ofrecía varias alternativas al famoso programa. GrooveShark,  Musicovery, Rockola.FM, Fliis, Muziic, Fizy, TheSixtyOne y Deezer son las alternativas que propone el periódico español. La mayoría ofrece los mismos servicios que Spotify, pero a través de la web, sin necesidad de descargarse un software e instalárselo en el ordenador personal.


Como en la otra entrada comenté de los beneficios que este tipo de servicios suponen para los usuarios de internet, ahora me gustaría destacar lo que pueden aportar a los artistas. En este sentido, TheSixtyOne es un claro ejemplo de plataforma que ayuda a lanzar a nuevos grupos y cantantes. El sitio web funciona como un escaparate en el que los usuarios escuchan música de grupos independientes, a la vez que ven información sobre éstos, y tienen la posibilidad de comentar sus temas, compartirlos, apoyarlos y ¡DESCARGARLOS! Esto permite que grupos desconocidos reúnan seguidores que en un futuro podrían asistir a sus conciertos.

Estas plataformas facilitan el acceso al mundo de la música a grupos que, rechazados por la industria, tenían muy pocas posibilidades de darse a conocer ante el gran público. Pero no sólo los grupos desconocidos se benefician de ellas, algunos de los ya famosos explotan estos recursos aumentando su fama y sus ingresos a través de nuevos modelos de negocio on line que cada vez cogen más fuerza.

Vistas las posibilidades que ofrece internet como portal de acceso a la cultura y como negocio, sólo cabe esperar que la industria acomodada y las instituciones se adapten a los nuevos tiempos y que, como ya dije, desarrollen un modelo que permita satisfacer las necesidades de todos.


Pablo Beltrán
Tulpenkopf

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